El concepto “vitaminizar a los profesionales” que tratan con los clientes, toma cada vez más relevancia en toda clase de negocio y organización.

UNA MALA NOTICIA, y DOS BUENAS.

Estamos todos/as en un contexto donde las exigencias son cada día más estresantes: 

las demandas de los clientes, la agresividad de la competencia, la nueva competencia, las copias e imitaciones, las guerras de precios, la complejidad en las formas de promoción … 

Parece no existir solución. 

Parece que solamente debemos trabajar para sobrevivir día a día. Más esfuerzo para menos resultados.

Rutina, cansancio, y lo peor . . . cada vez menos beneficios.

Pero hay una opción. Solamente una opción.

Que bien analizada puede ofrecer decenas de posibilidades.

La única manera de salir de esta espiral rutinaria y peligrosa de la competitividad-supervivencia, es mediante la adopción sistemática de modelos de innovación continuos.

En otras palabras, incorporar en la empresa, hábitos efectivos de mejora continua, que permitan siempre estar un paso por delante de los otros.

Innovar en les pequeñas y medianas empresas, tiene más que ver no solamente con la adopción de nuevas tecnologías, sino también con la adopción de mejoras en los  procesos/procedimientos.

Me refiero a mejoras en:  cómo se está vendiendo, cómo se tratan los clientes, qué se transmite constantemente desde la empresa, cómo “se adornan” los servicios o productos, qué tipo de información relevante del mercado se aprovecha …

Es decir, invertir tiempo y/o dinero en pensar-innovar. Dejar lo operativo por unos momentos, y apostar más por la estrategia.

Finalmente, esta inversión en tiempo y/o dinero puede significar menos del 1% o 2% de las horas anuales y/o del presupuesto que le cuesta su personal que está en contacto con los clientes.

Por ejemplo, una empresa con un equipo comercial de 6 personas puede apostar por realizar verdaderamente un cambio comercial muy rentable y con modelo de continuidad, invirtiendo una media de poco más de 2 horas mensuales por año y menos de 2 euros diarios por profesional. 

Parece increíble. Pero es más sencillo de lo que cualquier profesional que dedica todo el tiempo a lo meramente operativo (sin pararse a pensar en cómo mejorar) podría imaginar.